Mi paÃs es un paÃs
con las alas de colores
que alguno de sus pintores,
a veces, pinta de gris.
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es sólo pintura;
una simple travesura
de un inexperto aprendiz...
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
de nido, sombra y aroma,
mas a veces la carcoma
le come hasta la raÃz;
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es sólo una herida,
que ha de curarse enseguida
sin dejarle cicatriz...
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
con vocación de extranjero
y a veces lo forastero
lo lleva de la nariz.
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es buena la pista,
hay que seguir al flautista
hacia su mundo feliz.
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
que a su canto de jilguero,
cambiaron los curanderos
por un silbo de perdiz.
Sin embargo, mi paÃs
sigue pensando entre tanto
que no ha cambiado su canto,
solamente su matiz.
¡Qué inocente es mi paÃs!
Yo no sé si es inocencia
o es conformismo a ultranza
o simplemente insolencia
por exceso de confianza.
Antes de oÃr la sentencia,
mejor pagar la fianza;
al rescatar la conciencia
queda libre la esperanza.
con las alas de colores
que alguno de sus pintores,
a veces, pinta de gris.
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es sólo pintura;
una simple travesura
de un inexperto aprendiz...
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
de nido, sombra y aroma,
mas a veces la carcoma
le come hasta la raÃz;
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es sólo una herida,
que ha de curarse enseguida
sin dejarle cicatriz...
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
con vocación de extranjero
y a veces lo forastero
lo lleva de la nariz.
Sin embargo, mi paÃs
piensa que es buena la pista,
hay que seguir al flautista
hacia su mundo feliz.
¡Qué inocente es mi paÃs!
Mi paÃs es un paÃs
que a su canto de jilguero,
cambiaron los curanderos
por un silbo de perdiz.
Sin embargo, mi paÃs
sigue pensando entre tanto
que no ha cambiado su canto,
solamente su matiz.
¡Qué inocente es mi paÃs!
Yo no sé si es inocencia
o es conformismo a ultranza
o simplemente insolencia
por exceso de confianza.
Antes de oÃr la sentencia,
mejor pagar la fianza;
al rescatar la conciencia
queda libre la esperanza.