Te separaste de mà aquella noche
se te nubló el cristal de esas gafas que nunca te pones.
Tú desmoronas al ser que taciturno
solidifica el calor y en tus cumbres te empuja to' bruto.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
El mundo loco paró, cogà el Vespino
y me fuà y acepté la pedida de fuera de sitio.
Y como un cerdo bebà en mi azotea,
se olvidaron los tendederos de hacer el viento con sus banderas.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
No me importaron las maletas de amnistÃa,
ni las palabras que no he dicho todavÃa.
No me paré a seducir a las aceras,
ni a las morenas que se cruzan, ¡ni siquiera!.
Rompimos vasos, pillamos grifa…
y hasta el colchón se olvidó de tu sonrisa.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
Pero sin uñas de arañar nuestra confianza,
y que sin uñas de arañar nuestra confianza
se te nubló el cristal de esas gafas que nunca te pones.
Tú desmoronas al ser que taciturno
solidifica el calor y en tus cumbres te empuja to' bruto.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
El mundo loco paró, cogà el Vespino
y me fuà y acepté la pedida de fuera de sitio.
Y como un cerdo bebà en mi azotea,
se olvidaron los tendederos de hacer el viento con sus banderas.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
No me importaron las maletas de amnistÃa,
ni las palabras que no he dicho todavÃa.
No me paré a seducir a las aceras,
ni a las morenas que se cruzan, ¡ni siquiera!.
Rompimos vasos, pillamos grifa…
y hasta el colchón se olvidó de tu sonrisa.
Te separaste y ayer… volvà a la barra.
Que los colores de su madera me salvaguardan.
Esclavo de una prisión, sin óxido pecador,
sin uñas de arañar nuestra confianza.
Pero sin uñas de arañar nuestra confianza,
y que sin uñas de arañar nuestra confianza