Miras los edificios que dan al puerto
dejando amanecer todo,
miras por la ventana de tu ciudad
la vida como cierra el paso
y aunque saliendo a la vereda
nada te espere ya
seguÃs saliendo por tu libertad.
Miras pasar ancianas que van temprano
pensando en esa feria nueva
todas con sus luceros sentimentales
viviendo de cualquier novela
y les preocupa la limosna
y la felicidad,
no somos nada, no señora, ya.
Cerca de la avenida que va al trabajo
el cielo te parece nuevo
todo lo que tu alma quiere de dÃa
termina por saber de noche
y alguien te mira con dulzura
y sigilosa se te va
y un dÃa como de tantos
se ven solos en un bar
Cada pequeña cosa que se ilumina
es el poder del propio fuego
hoy ves tu adolescencia llena de miedos
latiendo en un café distante
y ella te mira con dulzura
y cadenciosa se te va
y un dÃa, como de tantos,
quedan solos en un bar.
Y aunque saliendo a la vereda
nada te espera ya
seguÃs saliendo por tu libertad.
dejando amanecer todo,
miras por la ventana de tu ciudad
la vida como cierra el paso
y aunque saliendo a la vereda
nada te espere ya
seguÃs saliendo por tu libertad.
Miras pasar ancianas que van temprano
pensando en esa feria nueva
todas con sus luceros sentimentales
viviendo de cualquier novela
y les preocupa la limosna
y la felicidad,
no somos nada, no señora, ya.
Cerca de la avenida que va al trabajo
el cielo te parece nuevo
todo lo que tu alma quiere de dÃa
termina por saber de noche
y alguien te mira con dulzura
y sigilosa se te va
y un dÃa como de tantos
se ven solos en un bar
Cada pequeña cosa que se ilumina
es el poder del propio fuego
hoy ves tu adolescencia llena de miedos
latiendo en un café distante
y ella te mira con dulzura
y cadenciosa se te va
y un dÃa, como de tantos,
quedan solos en un bar.
Y aunque saliendo a la vereda
nada te espera ya
seguÃs saliendo por tu libertad.