La razón ya no es
el aval de la humanidad
porque a nueve de cada diez
les indican como pensar.
La lealtad, hoy por hoy,
es un triple salto mortal;
sólo hay uno en cada millón
que sin red se anima a saltar.
Por lo general
mil de cada mil
van sin rechistar,
mansos al redil.
Las estadÃsticas,
caracterÃsticas,
sabias y crÃpticas
son tan ""estrÃcticas"".
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!... ¡que lo parió!
El amor ya se ve,
es un lujo sentimental,
dos idiotas de cada diez
obstinados quieren amar.
Además es común
juguetear con la dignidad,
sólo un loco en la multitud
se suicida con la verdad.
Por lo general
entre amor y fe
nadie da un real
ni con pagaré.
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!...
¡que lo parió!.
Como Dios, ellas van
repartiendo rayos de luz
devolviendo a la realidad
la cabeza del avestruz.
No hay CaÃn, ni hay Abel
que no tenga un ordenador
cada cual maneja con él
desde el culo hasta el corazón.
Las encuestas son
estabilidad,
nueva religión
de la sociedad.
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!... ¡que lo parió!.
el aval de la humanidad
porque a nueve de cada diez
les indican como pensar.
La lealtad, hoy por hoy,
es un triple salto mortal;
sólo hay uno en cada millón
que sin red se anima a saltar.
Por lo general
mil de cada mil
van sin rechistar,
mansos al redil.
Las estadÃsticas,
caracterÃsticas,
sabias y crÃpticas
son tan ""estrÃcticas"".
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!... ¡que lo parió!
El amor ya se ve,
es un lujo sentimental,
dos idiotas de cada diez
obstinados quieren amar.
Además es común
juguetear con la dignidad,
sólo un loco en la multitud
se suicida con la verdad.
Por lo general
entre amor y fe
nadie da un real
ni con pagaré.
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!...
¡que lo parió!.
Como Dios, ellas van
repartiendo rayos de luz
devolviendo a la realidad
la cabeza del avestruz.
No hay CaÃn, ni hay Abel
que no tenga un ordenador
cada cual maneja con él
desde el culo hasta el corazón.
Las encuestas son
estabilidad,
nueva religión
de la sociedad.
Las estadÃsticas
nos hacen vÃctimas
de su guarÃstica...
¡Que lo parió!... ¡que lo parió!... ¡que lo parió!.