Como pudo aquella ingrata compartir aquel momento
de alegría y lamento con el hombre de otra dama.
Como pudo aquella ingrata compartir aquel momento
de alegría y lamento con el hombre de otra dama.
Entre las mil y una peleas
no había ni un hilo e vida,
sólo una sonrisa quieta
se vio sola en esa cama
que hace nada
compartiendo hasta la mańana.
Desde entonces siempre vuelve a saber
cada noche donde llora y sonríe.
de alegría y lamento con el hombre de otra dama.
Como pudo aquella ingrata compartir aquel momento
de alegría y lamento con el hombre de otra dama.
Entre las mil y una peleas
no había ni un hilo e vida,
sólo una sonrisa quieta
se vio sola en esa cama
que hace nada
compartiendo hasta la mańana.
Desde entonces siempre vuelve a saber
cada noche donde llora y sonríe.